Equinácea, hojas y tallos en trozos
La Equinácea (Echinacea purpurea L.) es una hierba con múltiples beneficios para la salud.
Es una planta herbácea y perenne que puede llegar a medir un metro de altura. Originaria de Norteamérica, se cree que se utilizó durante siglos por los nativos de este continente.
En particular las tribus de los cheyennes, sioux, kiowas, crows, omahas, pawnees, poncas, tetones, delawares y comanches utilizaban el jugo o una papilla de la planta, sus raíces en trozos o machacadas como remedio potencial para curar las heridas de flechas, las mordeduras de serpiente y picaduras de insectos.
Ya a principios del siglo XX, se adopta en Europa. Sus flores son muy similares a las margaritas, de tonos rosáceos o púrpuras. Su nombre proviene del griego Echinos, que significa ‘erizo’, por su cabezuela central, llena de espinas; y purpurea indica, en Latín, el propio color de los pétalos.
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Se puede aprovechar todo de ésta planta, desde la raíz hasta las hojas y las flores, por sus beneficios y propiedades medicinales inmunomoduladoras, antivíricas y antibióticas.
Gracias a sus propiedades, sirve para combatir dolencias como las infecciones respiratorias, utilizándose para afecciones tan comunes y recurrentes como el resfriado y la gripe. Sin duda, su uso más habitual y por el que es más conocida es el de combatir enfermedades que suelen llegar con el otoño e invierno, como sinusitis, faringitis, gripe o catarros comunes.
La Echinacea purpurea puede ayudar a reforzar el sistema inmunitario.
Esta planta medicinal posee una potente y amplia actividad y los principios activos fortalecen el sistema inmunitario y aumentan las defensas, por lo que protege a las células de las agresiones víricas. Además, puede usarse de forma preventiva, durante tres o cuatro semanas en las épocas de mayor riesgo.
En otras áreas se debe destacar que esta planta es un potente cicatrizante, puesto que favorece la formación de tejido de granulación, responsable de la curación de las heridas. Eso, sumado a su propiedad antivírica, hace que sea eficaz en quemaduras, eccemas, herpes, picaduras e incluso en brotes de psoriasis o úlceras en la piel.
La dosis y el tiempo de consumo deben ser las adecuadas para obtener los beneficios de esta planta.
CONTRAINDICACIONES: Normalmente no suele causar efectos secundarios, aunque lo que sí es cierto es que no se aconseja su utilización en personas con afecciones del sistema inmunitario, en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
Aquellas personas que son alérgicas a las plantas de la familia de las margaritas, como la Ambrosía o el Crisantemo, deben evitar el consumo de Equinácea, ya que pueden experimentar reacciones alérgicas. Además, las personas que toman medicamentos inmunosupresores o que tienen enfermedades autoinmunes deben consultar a un profesional de la salud antes de consumir ésta planta, ya que puede interactuar con estos medicamentos o agravar ciertas condiciones.
FORMA DE USO de Equinácea, hojas y tallos deshidratados: La infusión se puede preparar fácilmente en casa. Se recomienda añadir una cucharadita de Equinácea seca a una taza de agua caliente y dejar reposar durante unos 10-15 minutos. Después, se cuela y se puede endulzar al gusto con miel o limón, si se desea.