Aceite Extravirgen de Nuez
El sabor del Aceite Extravirgen de Nuez (Juglans regia) es suave, pero bien definido. Se obtiene bajo demanda, prensando en frío nueces de cultivo orgánico, por lo que siempre estará recién extraído.
Así se mantienen los sabores y los valores nutricionales. Los frutos secos no son recalentados ni asados. Con una prensa especial, que no genera calor de rozamiento, la cosecha es menor, pero la calidad y suavidad del aceite es primordial.
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Más Información
El Aceite de Nuez es una fuente inigualable de algunos nutrientes escasos: co-enzima Q10, lecitina, esteroles vegetales (B-sitosterol, Delta-5 Avenasterol, campesterol y otros), polifenoles (290mg/100g), vitamina E (23mg/100g) y vitamina K (15mcg/100g).
El Aceite de Nuez se utiliza en platos fríos. Entonces su sabor sigue siendo óptimo. Delicioso en pan, ensaladas, pastas, vinagreta y como acabado de todos sus platos. Se debe guardar oscuro y fresco, en su envase original color ámbar. Debe utilizarse dentro de los 4-5 meses siguientes a su apertura. En temporadas de altas temperaturas es mejor guardarlo en refrigerador. ¡Qué aproveche!
El Aceite de Nuez también se puede utilizar como cuidado del cuerpo y cabello, para hidratar y nutrir. Este aceite, muy ligero, es absorbido rápidamente por la piel. Piel, cabello y cutícula de las uñas tendrán nutrición, se fortalecerán y regenerarán, produciendo gran efecto rejuvenecedor. Producimos, por lo tanto, también una materia prima cosmética de altísimo valor.
Por último, mas allá de las propiedades estéticas, culinarias y terapéuticas del aceite de nuez, cabe mencionar que este producto también es perfecto para proteger y reparar madera.
Si tienes muebles con arañazos o trozos desgastados, unas gotas de Aceite de Nuez servirán para cubrir pequeñas imperfecciones. Si quieres realzar las vetas de una obra de arte en madera, proteger un instrumento musical de maderas nobles, o ese mueble especial, ya sabes el secreto de los antiguos ebanistas : 2 manos de Aceite de Nuez lograrán lo que no hará ningún otro producto.
HISTORIA ( … y una receta exótica!)
En el vasto escenario de la historia culinaria, el Aceite Extravirgen de Nuez se yergue como un testigo silencioso de los caminos ancestrales recorridos por las civilizaciones. Desde los rincones misteriosos del Medio Oriente hasta las aldeas europeas, este elixir dorado ha tejido su propia narrativa, llenando las cocinas de un sabor único y regalando al cuerpo una riqueza de beneficios que trascienden el paladar.
Se remonta a las antiguas tierras de Persia el cultivo inicial del Nogal, un acto que desencadenaría una historia culinaria que se extiende por siglos. Los persas, en su sabiduría milenaria, no solo consideraban la nuez como un manjar nutricional, sino que vieron en sus semillas una fuente de esencia vital, un regalo de la naturaleza que iba más allá de la simple alimentación. A medida que los persas exploraban los usos de la nuez, descubrieron el arte de extraer un aceite que pronto se convertiría en un elixir de vitalidad. Este aceite de nuez, con su sabor rico y aromático, fue apreciado no solo por su exquisitez culinaria, sino también por sus atributos que se creía conferían vigor y vitalidad a quienes lo consumían. Se convirtió en un símbolo de prosperidad y fuerza, un regalo que otorgaba a los persas la energía para enfrentar los desafíos de la vida. La sabiduría persa se cristalizó en el aceite de nuez, transformándose en un símbolo de conocimiento y prosperidad. Su presencia en los banquetes reales y ceremonias importantes era un tributo a la conexión entre la alimentación y la sabiduría, una filosofía que resonaba en cada gota de este elixir.
Cuando las rutas comerciales se desplegaron como telones de un teatro cósmico, el aceite de nuez se embarcó en una odisea hacia el oeste, hallando su hogar en las mesas de la antigua Grecia. En este fascinante capítulo de la historia culinaria, las nueces no solo eran un festín para el paladar, sino también portadoras de un simbolismo mitológico que conectaba el alimento con la sabiduría y la divinidad en la Grecia clásica. Se consideraban símbolos de sabiduría y divinidad, vinculándose directamente con la diosa de la sabiduría, Atenea. Se creía que consumir nueces y su aceite no solo nutría el cuerpo, sino que también alimentaba el alma con la esencia misma de la inteligencia divina. La diosa Atenea, asociada con la sabiduría y la estrategia en la mitología griega, tenía una conexión especial con las nueces. Según la leyenda, Atenea plantó el primer olivo en la Acrópolis de Atenas, y las nueces, símbolos de su poder, eran cuidadosamente guardadas en sus templos. Esta conexión entre la deidad y las nueces reforzaba su estatus como un alimento divino, digno de dioses y mortales por igual. Los festines olímpicos, celebraciones majestuosas en honor a los dioses, veían la presencia destacada de las nueces y su aceite. Su incorporación en banquetes no solo añadía un toque de sofisticación gastronómica, sino que también servía como un tributo a la divinidad y a la búsqueda eterna de conocimiento que caracterizaba a la sociedad griega. Los antiguos griegos no solo apreciaban las nueces por sus connotaciones mitológicas, sino también por su sabor y textura únicos. Utilizaban el aceite de nuez como condimento en platos gourmet y lo integraban en sus recetas más refinadas, demostrando así que la alquimia culinaria estaba tan arraigada en sus prácticas cotidianas como en sus mitos.
A medida que las caravanas de la Ruta de la Seda cruzaban continentes, el aceite de nuez se filtraba en las cocinas de Asia. En China y la India, las nueces se asociaban con la longevidad y la salud, y su aceite se empleaba en la medicina tradicional como tónico rejuvenecedor. Era un regalo de la naturaleza que trascendía fronteras y culturas. Durante el Renacimiento, el intercambio cultural en Europa abrió las puertas a nuevos sabores y conocimientos. El aceite virgen de nuez, con su perfil aromático y delicioso, se ganó un lugar de honor en la mesa de las clases aristocráticas y en las cocinas de los más destacados chefs de la época. Su sabor distintivo añadió un toque refinado a la culinaria renacentista.
Además de su encanto histórico, el aceite virgen de nuez ofrece un tesoro de nutrientes. Es rico en ácidos grasos omega-3, antioxidantes y vitamina E, brindando beneficios para la salud cardiovascular, la piel y el sistema inmunológico. Cada gota es una sinfonía de bienestar.
Te dejamos una especial receta, cuyos deliciosos sabores simplemente son únicos: Ensalada de Peras, Queso de Cabra y Vinagreta de Aceite Virgen de Nuez.
Ingredientes:
Para la Ensalada:
4 peras maduras, peladas y en rodajas finas
150 g de queso de cabra, desmenuzado
100 g de nueces, tostadas y troceadas
Mezcla de lechugas frescas (rúcula, espinacas, lechuga crespa)
Para la Vinagreta de Aceite de Nuez:
1/4 taza de aceite virgen de nuez
2 cucharadas de vinagre balsámico
1 cucharada de mostaza
1 cucharadita de miel
Sal y pimienta al gusto
Instrucciones:
Preparación de la Vinagreta:
En un tazón pequeño, mezcla el aceite virgen de nuez, vinagre balsámico, mostaza, miel, sal y pimienta. Batir hasta que la vinagreta esté bien combinada. Reserva.
Montaje de la Ensalada:
En una ensaladera grande, coloca la mezcla de lechugas frescas. Añade las rodajas de pera, distribuyendo uniformemente. Espolvorea el queso de cabra desmenuzado sobre la ensalada. Agrega las nueces tostadas y troceadas.
Aderezo Final:
Rocía la vinagreta de aceite virgen de nuez sobre la ensalada justo antes de servir. Puedes ajustar la cantidad según tu preferencia.
Servir y Disfrutar: Mezcla suavemente la ensalada para asegurar que todos los ingredientes estén bien impregnados con la vinagreta. Sirve inmediatamente y disfruta de esta ensalada refrescante y llena de sabores. Esta ensalada equilibra la dulzura de las peras, la cremosidad del queso de cabra y la crujiente textura de las nueces, todo realzado por la suavidad y sabor único del aceite virgen de nuez en la vinagreta. ¡Una experiencia gastronómica que deleitará tus sentidos!
Hoy en día, el aceite virgen de nuez persiste como un testimonio vivo de una travesía culinaria que abarca milenios. Ya sea mezclado en aderezos para ensaladas, utilizado en la cocina gourmet o disfrutado como complemento de platos, este elixir resuena con la riqueza de su historia, llevando consigo los susurros de antiguas civilizaciones.